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El festival de Los Escobazos iluminó la noche de un pequeño pueblo español con tradición y fuego

Una tradición milenaria llena de llamas las calles de Jarandilla de la Vera cada 7 de diciembre (REUTERS)

En la oscuridad de la noche del 7 de diciembre, las llamas de las escobas iluminaron las calles de Jarandilla de la Vera, un pequeño pueblo en el oeste de España. Las llamas no son las de un hechizo, sino las de una fiesta ancestral que ha perdurado por más de mil años, fusionando rituales paganos con tradiciones religiosas. Durante esta celebración, conocida como Los Escobazos, el fuego se convierte en protagonista como símbolo de purificación y comunidad. En agosto, tras un largo proceso de reconocimiento, esta celebración fiesta fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, un reconocimiento que eleva aún más su importancia cultural y turística.

La fiesta de Los Escobazos tiene sus raíces en las prácticas de los pastores que, desde hace siglos, bajaban de las montañas con escobas encendidas. Estas escobas, hechas de ramitas secas atadas con cuerdas de pita, servían como antorchas improvisadas para iluminar su camino en la noche y, a su vez, ahuyentar a los lobos que merodeaban las mismas rutas. “Ya desde el siglo VII existen indicios de una tradición que sería la antecesora de los modernos Escobazos”, informó Europa Press. Con el tiempo, esta tradición pastoril se fue asociando a la festividad católica de la Inmaculada Concepción, que fue establecida como dogma por el Papa Pío IX en 1854.

Los Escobazos se originaron entre pastores que usaban escobas ardientes para iluminar caminos y ahuyentar lobos (Reuters)

El festival, que actualmente se celebra el 7 de diciembre, es una mezcla vibrante de rituales antiguos y celebración religiosa. Durante la tarde, los habitantes de Jarandilla de la Vera preparan sus escobas encendidas para participar en una procesión que recorre las principales calles del pueblo, como Puente Parral, Calle Marina y Plaza de la Constitución, culminando en la famosa “batalla del fuego”. En este evento, los participantes se golpean entre sí con las escobas encendidas, una tradición que, aunque pueda parecer peligrosa, es considerada segura gracias a la costumbre y el control social. Un residente local, Vicente Berrocosa, expresó a Reuters: “Toda la tristeza que uno tenía en el cuerpo y que no sabía cómo sacar, la deja aquí con el fuego”. Este acto de golpear las escobas es simbólico, representando la liberación y la purificación de los participantes.

Después de años de trabajo y esfuerzo por destacar la singularidad de esta fiesta, Los Escobazos obtuvieron el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional en agosto. Este logro representa un paso importante para Jarandilla de la Vera, ya que eleva la fiesta a una posición prominente dentro del panorama turístico español.

La fiesta de Los Escobazos se reconoce como Fiesta de Interés Turístico Nacional desde agosto (Reuters)

Esther Gutiérrez, vicepresidenta de la Diputación de Cáceres, destacó la importancia de este reconocimiento, indicando que eventos como este son esenciales para el desarrollo socioeconómico de la región: “Es un orgullo contar con un reconocimiento más en nuestra provincia… estos eventos juegan un papel fundamental en el desarrollo socioeconómico de la zona, además de preservar nuestra identidad en el medio rural”. Esta distinción, sumada a la creciente afluencia de turistas, hace de Los Escobazos un motor económico y cultural para la comarca.

La fiesta de Los Escobazos está marcada por una variedad de actividades que combinan lo cultural, lo religioso y lo lúdico. Uno de los momentos más esperados es la entrega del “Escobón de Oro”, que reconoce a quienes han contribuido a la promoción de la fiesta. El galardón de este año fue para el Grupo Folclórico Virgen de Sopetrán. Además, la fiesta incluye procesiones, hogueras de hasta 15 metros de altura y cánticos tradicionales dedicados a la Virgen de la Inmaculada Concepción.

La fiesta local de Los Escobazos atrae a más de 13.000 visitantes cada año (Reuters)

Los orígenes de la fiesta se remontan a tradiciones ancestrales ligadas a la vida pastoril. Los pastores descendían de la montaña con escobas encendidas para iluminar su camino. Con el tiempo, la celebración evolucionó, incorporando elementos religiosos y culturales.

Para garantizar la seguridad de los participantes, se implementan estrictas medidas durante el evento. Se recomienda llevar ropa resistente al fuego, como prendas de lana o pana, y protegerse la cabeza, el cuello y las manos. Además, está prohibido golpear a las caballerías que participan en la procesión y limitar los golpes a la parte inferior del cuerpo de los participantes. Un equipo de seguridad compuesto por agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y personal de Protección Civil asegura el correcto desarrollo del evento.

El reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional ha impulsado la economía de Jarandilla de la Vera, atrayendo a más de 13.000 visitantes cada año. Este reconocimiento fue posible tras una década de esfuerzos. Pablo Miguel López, teniente de alcalde, expresó su satisfacción: “Tras 33 años de Interés Regional, y diez años desde que comenzáramos el expediente, ya por fin esta fiesta es reconocida de Interés Nacional, lo que va a impulsarla de manera especial”. Además, el Centro de Interpretación de Los Escobazos, remodelado recientemente, se ha consolidado como un referente cultural, aumentando sus visitas mensuales de 500 a más de 1.000.

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