Con el paso de los días, Victoria Villarruel fue apagando su furia tuitera. Había ido al frente en esta batalla con su compañero de fórmula, se plantó en el Senado para darle formalidad a la sesión que buscaba destituir al entrerriano Edgardo Kueider y después de una feroz disputa con Javier Milei y su ala dura terminó por retroceder: “Soy parte del espacio que gobierna nuestro país, desde su misma fundación y aquí me quedaré”, escribió.
El daño estaba hecho. El freno que le puso Villarruel a la situación le da fin a este round, pero no cambia el resultado de la pelea con Milei. A esta altura, irreversible.
Marcha atrás.
“Victoria es muy insegura”, dice una fuente que compartió mucho tiempo de campaña y gestión con la vicepresidenta. “Vende la imagen de mujer fuerte, pero en el fuero íntimo no lo es”, completa.
Eso podría explicar cómo es que, después de empujar la relación con Milei a un punto de no retorno, terminó pidiendo la escupidera por Twitter. “No estoy participando de ningún armado político y cuando lo haga, lo haré donde el Presidente me lo pida”, escribió el domingo 15.
Sus inseguridades le impiden explorar un terreno en el que podría crecer: Villarruel representa bien al votante de La Libertad Avanza, sobre todo en los aspectos relacionados a la mano dura y a la lucha contra la corrupción y “la casta”. Pero, por ahora, no se anima a cortar con Milei. Como sea, el ejército de tuiteros libertarios olió sangre y fue en busca de la vice. El influencer español Javier Negre, uno de los alfiles de Milei en redes, le dijo “hipócrita”. “No puedes conspirar contra Javier y Karina y luego ir de santa por la vida”, agregó. Fernando Cerimedo, el dueño de La Derecha Diario, fue por más: “Yo sé de los sueños húmedos de un grupo de peronistas y macristas sin cargo, que quieran materializar con ella”.
Pero el que fue un paso más allá es el abogado del Gordo Dan, Alejandro Sarubbi Benítez: “Victoria de las Fuerzas del Cielo. Y ni siquiera hicieron falta los dos carpetazos”, escribió. La vice reaccionó ante la amenaza: “Estoy ansiosa por saber en qué hacen inteligencia sobre mí y mi familia”, contestó. El mensaje sólo sirvió para reafirmar lo que Villarruel sostiene desde hace tiempo: es víctima del espionaje de su propio Gobierno.