La película Emilia Pérez, dirigida por el cineasta francés Jacques Audiard, ha generado un intenso debate desde su estreno internacional. Aunque ha sido reconocida con importantes galardones, incluyendo el Globo de Oro a Mejor Película de Habla No Inglesa, su representación de México y los temas sensibles que aborda han provocado una ola de críticas.
La historia sigue a un capo del narcotráfico que, para escapar de la justicia, proteger a su familia y para encontrar paz con su identidad de género, decide transicionar en una mujer, transformándose en Emilia Pérez. Esta compleja trama ha sido cuestionada por la manera en que retrata la violencia y el crimen organizado en México, además de ser señalada por su falta de autenticidad cultural, al ser una producción extranjera con escasa participación mexicana en su realización.
En medio de esta controversia, destaca la participación de Adriana Paz, la única actriz verdaderamente mexicana en el elenco. Infobae México platicó con ella para aclarar las verdaderas intenciones detrás de la producción. la actriz compartió su perspectiva sobre el proyecto, su experiencia en el rodaje y cómo ha enfrentado los señalamientos, subrayando que jamás hubo un propósito de dañar la imagen de México.
Hola Adriana, ¿cómo estás?
Adriana Paz (AP): Hola, estoy bien, la verdad, gracias a la vida estoy bien.
Me alegra escuchar eso. Nos contaron que ayer tuviste que salir de Los Ángeles por los incendios. ¿Cómo viviste esa situación?
AP: Sí, fue complicado. Estábamos en el área de Sunset cerca de Hollywood Hills, y el último incendio se había acercado mucho. Afortunadamente, la gente de Netflix actuó rápido y nos sacaron de ahí. Ayer, a las 7 de la mañana, ya estaba en el avión. Aunque estoy bien, la situación me pone muy triste por lo que ha pasado: las casas quemadas, las personas que se han quedado sin hogar, amigos que tuvieron que evacuar. Por suerte, en algunos casos, las casas no se quemaron, pero no sabían si al día siguiente iban a tener dónde vivir. También me preocupa el impacto ecológico. Recuerdo a un zorrito que vi paseando cerca… no puedo dejar de pensar en él y en todo el daño a la fauna. Es muy doloroso imaginar las tragedias personales, como explicarle a un niño pequeño que ha perdido su casa. Todo esto es muy lamentable, pero al menos logramos salir a tiempo.
Qué situación tan difícil, pero me alegra que estés bien. Ahora, sobre el tema de Emilia Pérez, es una producción bastante singular y propositiva. ¿Cuáles dirías que fueron los mayores retos que enfrentaste al trabajar en esta película?
AP: Sin duda, la parte musical fue el mayor reto. Me gusta mucho cantar y he tomado clases, pero no me considero una cantante profesional. Estaba nerviosa porque, aunque he tenido experiencias como cuando conduje una ceremonia de los Ariel junto a Luis Gerardo Méndez y Mónica Huarte, donde cantamos, esto era diferente.
Tuve un gran coaching por parte de un equipo increíble. En México, estuvo liderado por Anette Pradera, y trabajé directamente con Juan Pablo Villa, quien fue fantástico. Él es un coach vocal impresionante, y gracias a su guía me sentí más segura.
La experiencia fue totalmente nueva para mí. Entrar a un estudio de grabación no para hacer ADR, sino para cantar, ver partituras y entender cómo funcionaba todo, fue algo abrumador al principio. Sin embargo, fue emocionante y aprendí muchísimo. Me encantó explorar esta nueva faceta artística y fortalecerla. Además, recibir buenos comentarios del equipo en Francia sobre mi desempeño me hizo sentir muy bien.
Definitivamente, quiero seguir cantando en el futuro y buscar nuevas oportunidades para hacerlo. Fue un reto enorme, pero terminó siendo una experiencia enriquecedora que me encantaría volver a repetir.
En este momento, la película está siendo muy comentada en redes y ha recibido muchas críticas, incluso de personas que no la han visto. Algunos perciben que podría ser un retrato insensible sobre una guerra que ha cobrado millones de vidas. Tú, que estuviste involucrada en el proceso de creación, tienes una perspectiva más cercana. ¿Qué opinas sobre estas críticas y qué nos puedes decir al respecto?
AP: Creo que el tema principal de la película no es ese, y ahí es donde creo que se está perdiendo un poco el enfoque. El núcleo de Emilia Pérez es, más bien, una búsqueda de identidad y transformación. Recuerdo que Jacques (el director) hablaba de plantear la pregunta: “¿Cuántas vidas tenemos permiso de vivir dentro de nuestra propia vida?” Es la historia de un personaje que toma una decisión radical para intentar ser quien realmente siente que es.
A partir de esa decisión, los otros personajes también experimentan transformaciones en sus propias vidas. El contexto de violencia y desapariciones en el que se desarrolla la historia es parte del entorno de Emilia, pero no es el tema central de la película. Quizás ese personaje podría desarrollarse en un contexto completamente diferente, y la historia sería otra. Pero, hablando del tema de las desapariciones, a mí me conmovió muchísimo. Es una realidad profundamente dolorosa que afecta a nuestro país de manera brutal. Es algo que no puedes entender completamente a menos que lo vivas de cerca. Podemos tratar de empatizar, pero la profundidad del dolor solo la comprende quien lo experimenta.
En este sentido, algo que me conmovió fue la reacción de personas fuera de México, en lugares como Londres o Nueva York. Me comentaron que no tenían idea de lo que estaba ocurriendo, que les impactó y lo lamentaban mucho. Creo que, aunque no era la intención principal de la película, de cierta forma visibiliza este problema tan grave.
Lo que me gustaría que la gente viera es que Emilia Pérez también aborda otros temas: la búsqueda de identidad, el empoderamiento de las mujeres y su lugar en el mundo. Estoy convencida de que se trató con respeto y sensibilidad. Nunca hubo una intención de pasar por encima ni de anular a nadie ni de herir a México.
Algunas críticas provienen de personas que están desinformadas o que ven la película desde un lugar un tanto contaminado, enfocándose en un aspecto y dejando de lado otros mensajes importantes que también están ahí.
Es interesante cómo ha reaccionado México ante la película. Muchas críticas se centran en cuestiones como la representación del país. Por ejemplo, recuerdo que el cinefotógrafo Rodrigo Prieto comentó que percibió poca investigación y señaló detalles como un letrero que decía “cárcel”, en lugar “penitenciaria”. También criticaron la recreación de los mercados, los tianguis. Pero, al final, esto depende del director. Quisiera saber, ¿Cómo fue trabajar con Jacques, si tuviste libertad creativa de aportar y con qué te quedas luego de colaborar con él?
AP: Primero, creo que debemos partir de un hecho básico: la gente no canta en su vida cotidiana. Es un musical, y ya desde ahí plantea una ficción en la que nos preguntamos: “¿Qué pasaría si este personaje hiciera esto?”. Nos estamos clavando demasiado en el realismo, perdiendo de vista elementos muy interesantes de la película, como las coreografías de Damien, que es un coreógrafo increíble. Si entras a su Instagram, verás su impresionante trabajo contemporáneo. También el esfuerzo de Camille como cantante, de Clément como compositor, y de todo el equipo.
En cuanto a Jacques (el director), creo que algunas personas que lo critican no saben quién es ni su trayectoria. Este es el mismo director de The Sisters Brothers, con Jake Gyllenhaal, una película sobre el Viejo Oeste, un mundo que él tampoco vivió directamente. También dirigió Metal y Hueso con Marion Cotillard. Es un director con gran sensibilidad, talento, y mi experiencia trabajando con él fue magnífica.
Es una persona muy cariñosa y, en el mejor sentido de la palabra, un poco loco. No está atrapado en sus propias ideas, es muy abierto a lo que sucede en el set y a las propuestas de los demás. Claro, como cualquier director, habrá cosas que rechace porque no van con su visión, pero también hay muchas que agradece porque enriquecen el proyecto. Es un hombre lleno de energía, divertido y creativo.
En ningún momento percibí una intención de mirar por encima del hombro a México. La historia es sobre Emilia Pérez, un ser humano buscando su identidad y transformación. Aunque el contexto es específico, la trama podría haberse desarrollado en cualquier otro entorno.
Mi balance es muy positivo. Mis compañeras hicieron un trabajo espectacular, y se sintió una gran camaradería en el set. Algo que siento que se está pasando por alto es la fuerza de los personajes femeninos. Son cuatro mujeres con roles muy sólidos, algo que no veía tanto cuando comencé en esta carrera. Ahora, estas historias y personajes tienen mayor relevancia, como el de Epifanía, quien proviene de un lugar de oscuridad y violencia, pero encuentra la oportunidad de enamorarse y tener algo que nunca imaginó en su vida.
Me encantaría que las personas que aún no han visto la película lo hagan con mente abierta, dejando de lado prejuicios o ideas preconcebidas. Soy mexicana, estuve dentro del proceso, y lo viví con mucho amor. Eso es lo que me queda y lo que espero que también pueda llegarle a la gente.
¿No crees que es importante que una película genere una crítica cultural y que se abra el debate al respecto?
AP: Creo que un proyecto que genere conversaciones y visibilización de esta magnitud es muy valioso, especialmente porque permite discutir, escuchar diferentes puntos de vista y llegar a acuerdos. Sin embargo, me entristece la violencia de algunos comentarios, que a veces son totalmente sesgados y nacen desde la ignorancia. Es muy fácil criticar, odiar y lanzar comentarios horribles desde una computadora o un celular. Pero creo que es importante recordar que quienes estamos de este lado también somos seres humanos. Si hablamos de violencia, debemos ser conscientes de la que emitimos con nuestras palabras y cómo las comunicamos.
Cambiando de tema, me gustaría preguntarte algo más. Cuando en Cannes te nombraron ganadora de un reconocimiento como actriz, junto con tus compañeras, fue algo muy histórico. Quiero saber, ¿cómo viviste ese momento?
AP: Gracias por mencionarlo, porque fue algo muy especial. Es un reconocimiento histórico para México. Soy la primera mexicana en recibir este premio, algo que significa mucho para mí y para el país. Mi personaje tiene una participación breve, pero generó un impacto suficiente para ser incluida en este galardón tan importante.
Ese momento fue un gran motivo de orgullo para el país. Me pregunto, ¿por qué no ponemos énfasis también en esto? Es algo histórico: México brilló en ese festival. Para mí, fue un regalo totalmente inesperado, lo agradezco mucho. Ha traído a mi vida y a mi carrera una exposición tanto dentro como fuera del país que valoro profundamente, porque además me permite usar mi voz y dar a conocer mi trabajo.
No podría sentirme mal por eso. Me siento feliz y orgullosa de las decisiones que he tomado en mi carrera, de lo que esto está trayendo, y de poder representar a México en el mundo. Me llena de alegría que la gente pueda conocer mi trabajo, y, si además les inspira orgullo, sería maravilloso. Lo digo con toda humildad: es un honor poder representar a México con mi esfuerzo y dedicación.