La frase se la atribuyen a José Luis Espert y refleja el estado de ánimo que reina en el campamento libertario: “Me cagaron la campaña”, cuentan que se quejó en la intimidad el cabeza de lista de los candidatos a la Cámara de Diputados en tierra bonaerense. Es que las elecciones están a la vuelta de la esquina y el panorama pinta mal: recién está empezando -y nadie sabe dónde termina- el escándalo de las coimas de hasta 800 mil dólares mensuales que irían a parar a manos de la hermana del Presidente, Karina Milei, y que el echado funcionario Diego Spagnuolo menciona en sus audios. ¿Puede alterar el resultado de los comicios ese affaire? ¿Se trata de lo que los consultores políticos suelen calificar como un cisne negro, es decir, un evento inesperado que lo cambia todo?
La respuesta no es sencilla porque falta saber quiénes podrían beneficiarse de este escenario. Pero las encuestas son elocuentes. Hay una de la consultora Proyección que dice que tres de cada diez encuestados que se identificaban con La Libertad Avanza podrían rever su voto después del Coimagate, una sangría importantísima. La consultora Management & Fit arroja una cifra menor, pero igualmente preocupante: 16 por ciento de los consultados que se decían libertarios no votarán las listas de Javier Milei en las próximas elecciones. Mientras que otros sondeos también hablan de una baja sensible en la imagen del Presidente, que ubicaban cerca del 50 por ciento antes del escándalo y ahora ven unos 10 a 15 puntos abajo. Todos números impactantes.
La pregunta del millón -o de los 800 mil dólares- es quién capitaliza ese bajón del oficialismo. Porque en la oposición peronista no parecerían estar en las condiciones ideales de dar una discusión sobre la corrupción en el Estado, y mucho desde el balcón de una prisión domiciliaria. La condena de Cristina Kirchner no solo la inhabilita electoralmente, sino que la convierte en un meme cuando intenta señalar coimas ajenas.
Entonces, ¿quién podría llegar a beneficiarse de la sangría de votos libertarios? ¿Una ex presidenta presa? ¿O acaso un espacio tan poco fogueado como el de la nueva avenida del medio que acaban de conformar los gobernadores? ¿Les da el cuero a tan poco de su estreno? ¿Y si nadie gana con la descomposición del Gobierno?
Una hipótesis que los analistas no descartan es que, como en las elecciones que ya hubo este año en distintos distritos, el ausentismo sea el que se lleve la victoria: estuvo cerca de los 50 puntos -un triunfo en primera vuelta si se tratara de una presidencial- en comicios como el de la ciudad de CABA en abril, y acaso ese no haya sido el techo. ¿Y si los desencantados más recientes del mileísmo pasan a engrosar esas filas? El fenómeno que ven los encuestadores es el de una amplia franja social que pudo haber votado a Milei en 2023 pero que, ahogada por el ajuste y la recesión sin fin, hoy ya tampoco se siente representada por él, aunque se niega a regresar al pasado K. Entonces, ya sin opciones que consideren válidas, deciden quedarse en su casa. Prefieren no participar.
Habrá que ver, entonces, si el daño que el caso de las coimas le inflige al Gobierno termina beneficiando a otros espacios del sistema o si, por el contrario, profundizará la grieta que hay entre la política y los millones de argentinos que ya no votan.
En el segundo de los casos, estaríamos hablando de un cisne aun más negro.