La noticia sacudió tanto al mundo del entretenimiento como al tablero político norteamericano. La cadena ABC, propiedad de Disney, decidió levantar indefinidamente el programa nocturno de Jimmy Kimmel, uno de los más vistos en la televisión estadounidense. La medida llegó apenas horas después de que el presentador hiciera comentarios sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk.
Lo que parecía un episodio más en la larga lista de monólogos ácidos en el programa Jimmy Kimmel Live! terminó escalando hasta convertirse en un problema político mayor. El Gobierno de Donald Trump presionó públicamente para que la emisora tomara medidas disciplinarias, con el propio presidente celebrando la decisión desde su visita oficial en el Reino Unido. Mientras tanto, organizaciones de libertad de expresión y sindicatos de actores acusaron a la cadena de ceder ante la censura.
¿Qué fue lo que dijo Kimmel en su monólogo?
Durante su monólogo del lunes por la noche, Jimmy Kimmel ironizó sobre cómo sectores del movimiento MAGA -«Make America Great Again»- intentaban desligarse del presunto asesino de Charlie Kirk, Tyler Robinson. “La pandilla MAGA está desesperadamente tratando de caracterizar a este chico que asesinó a Charlie Kirk como cualquier cosa menos uno de ellos y haciendo todo lo posible para sacar rédito político de ello”, dijo Kimmel. “Entre las acusaciones, hubo duelo”.
Kimmel había enviado a la familia de Kirk sus condolencias a través de Instagram. Y en su monólogo apuntó irónicamente contra Trump. En ese sentido, el conductor se burló del modo en que Trump lloró por el activista asesinado: «Así no es como un adulto llora la muerte de alguien a quien considera amigo. Así es como un niño de 4 años llora la muerte de un pez dorado»,
En su monólogo, Kimmel recordó además aquellas frases en las que el presidente de los Estados Unidos se mostró a favor de utilizar la violencia -y en particular las armas- contra aquellos que no pensaban del mismo modo que él.
La burla cayó como un baldazo de agua fría en ciertos ámbitos y fue calificada por Brendan Carr, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), como “la conducta más enfermiza posible”. Ese mismo funcionario llegó a sugerir que la FCC podría ir más lejos y revocar licencias a estaciones locales de ABC si la compañía no actuaba contra el presentador. El mensaje fue claro: había que disciplinar al comediante.
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El presidente Donald Trump celebró la clausura del ciclo de Jimmy Kimmel.
Los ecos se expandieron rápido. Dos gigantes de los medios regionales, Nexstar y Sinclair, anunciaron que no emitirían el show en sus afiliadas hasta que hubiera un gesto de arrepentimiento. En paralelo, Sinclair llegó incluso a pedir que Kimmel se disculpara con la familia de Kirk y realizara una donación a su organización, Turning Point USA.
Kimmel clausarado: «un golpe directo contra la libertad de expresión»
En contraste, la comisionada demócrata de la FCC, Anna Gomez, defendió que lo dicho por el conductor estaba bajo el paraguas de la Primera Enmienda. “No hizo afirmaciones falsas, fue una broma que podrá sonar grosera, pero no es ilegal”, señaló. Para ella, lo preocupante es que el Gobierno usa el aparato estatal como herramienta para castigar expresiones incómodas.
El episodio no sólo abrió un nuevo frente entre el trumpismo y las cadenas televisivas, también generó alarma en Hollywood. SAG-AFTRA, el sindicato de actores, salió a repudiar la suspensión, asegurando que se trata de un golpe directo contra la libertad de expresión.
Por ahora, ABC mantiene el programa fuera del aire y no hay señales claras de qué ocurrirá en el futuro inmediato. Lo cierto es que el caso expone un terreno pantanoso: ¿dónde termina el derecho a opinar y dónde empieza el riesgo de quedar fuera de la pantalla por razones políticas?