Cada año, cuando llega la temporada navideña, una de las tradiciones más queridas en muchos hogares alrededor del mundo es la instalación del pesebre. Esta representación simbólica del nacimiento de Jesús es mucho más que una simple decoración; es un acto cargado de significados profundos que conecta la espiritualidad con la cultura popular. En cada rincón del planeta, las familias se reúnen para recrear, de distintas formas, esta escena, uniendo lo sagrado con lo cotidiano a través de figuras que evocan humildes enseñanzas y mensajes de esperanza.
Es una práctica que convoca a la reflexión, a la comunidad y a la celebración familiar, mientras marca el paso del tiempo durante las fiestas. Sin embargo, pocos conocen el origen profundo de esta costumbre, ni el significado exacto de las figuras que lo conforman, ni las razones detrás de la elección de ciertas fechas para montarlo o desmontarlo
La tradición del pesebre de Navidad, tal como la conocemos hoy, tiene sus raíces en un evento histórico de gran significado cristiano, ocurrido en el año 1223 en Greccio, Italia. Fue San Francisco de Asís quien, inspirado por su experiencia en Tierra Santa y por su deseo de hacer palpable el misterio del nacimiento de Jesús, organizó la primera representación viviente del nacimiento del niño. Este acto fue un intento por mostrar la humildad y sencillez con la que Jesucristo vino al mundo, rodeado de animales, como un niño que nace en un pesebre, lejos de los lujos de la realeza, en un ambiente lleno de amor y devoción.
La iniciativa de San Francisco fue un acto de profunda espiritualidad, buscando que los fieles escucharan la historia y la vivieran en carne y hueso, en un contexto real. A través de una misa en la que se recrearon los personajes y elementos clave de la escena de Belén, como la mula, el buey, los pastores y la Virgen María, San Francisco de Asís logró transmitir el mensaje de humildad y pobreza del nacimiento de Jesús. Con el paso del tiempo, el pesebre se fue transformando en una tradición de devoción popular, que se expandió por Europa y luego por el resto del mundo, siempre manteniendo el objetivo de recordar la humildad de Jesucristo al nacer en un pesebre.
- La Virgen María: María es la madre de Jesús y simboliza la aceptación del plan divino y la humildad ante Dios. En el pesebre, María muestra a su hijo y lo presenta como un mensaje de amor y de paz para toda la humanidad.
- San José: representado a menudo con un bastón o lámpara, San José es el protector y guardián de la familia sagrada. Su presencia resalta la obediencia a la voluntad divina y su rol como primer educador de Jesús.
- El Niño Jesús: el centro de todo el pesebre, que simboliza la encarnación de Dios en la humanidad. Su humildad al nacer en un pesebre, rodeado de animales y sin lujos, es una poderosa enseñanza sobre la sencillez.
- Los Reyes Magos: estos personajes son símbolo del reconocimiento de Jesús como el rey de todo el universo, representado en sus ofrendas de oro, incienso y mirra. Su presencia también refleja el llamado a la evangelización cristiana.
- Los Pastores: eon los primeros en adorar al Niño Jesús, lo que simboliza que la salvación está al alcance de todos, sin importar su condición social. En muchos casos, los pastores representan a los más humildes.
- Los Ángeles y la Estrella: los ángeles en el pesebre son los anunciadores del nacimiento de Jesús, mientras que la estrella que guía a los Reyes Magos refleja la luz divina que orienta a todos los pueblos hacia el Salvador.
La tradición de montar el pesebre el 8 de diciembre está estrechamente vinculada con la celebración de la Inmaculada Concepción de María, una festividad que conmemora el dogma proclamado por el Papa Pío IX en 1854, según el cual María fue preservada del pecado original desde su concepción. En algunos países de tradición católica, como en Latinoamérica, esta fecha marca el inicio de las festividades navideñas. El 8 de diciembre se celebra el inicio litúrgico de la temporada navideña y se celebra la pureza y la humildad, dos elementos que también son fundamentales en la historia del nacimiento de Jesús.
En este contexto, el armado del pesebre en esta fecha tiene una profunda carga simbólica, ya que María, al igual que el pesebre, representa el humilde recipiente de la divinidad. Este día también tiene un marcado sentido de preparación espiritual para la Navidad, orientando a los creyentes a reflexionar sobre el verdadero significado de la festividad.
El pesebre de Navidad se desarma generalmente el 6 de enero, el día de Reyes, con la celebración de la Epifanía, que marca el final de las festividades navideñas. Este día conmemora la visita de los Reyes Magos a Jesús, lo que simboliza el reconocimiento de su divinidad por parte de los pueblos no judíos. En muchas culturas, esta fecha marca el fin oficial de la temporada navideña, por lo que es común desmontar el pesebre y retirar las decoraciones de Navidad.