Miguel Russo, que había estado la semana pasada en una internación de cinco días, reapareció ayer en el entrenamiento de Boca, y fue la noticia del día. Recibió el testimonio de afecto de sus colaboradores, de Riquelme y de cada uno de sus jugadores, y se quedó a ver los trabajos.
Por estas horas se definirá si los médicos lo autorizan a viajar con el equipo a Rosario, la ciudad que se convirtió en su patria chica y donde los sentimientos hacia él van del alto respeto a la adoración. Allí quiere estar, en su próximo compromiso con Boca frente a Central.
Que el rival sea el club que le hace reverencias de prócer agrega romanticismo a la escena. Pero “allí quiere estar” es un concepto más amplio: Miguel, que atraviesa tiempos de muy delicada salud, quiere estar allí, en la cancha. En su lugar de trabajo. En su lugar en el mundo.
En 2021, cuando se cruzaron dirigiendo uno a Banfield y el otro a Gimnasia, Falcioni y Maradona -ambos habían estado muy enfermos- se abrazaron y sentenciaron: “El fútbol te salva”.
Es altamente probable que sea eso lo que está sintiendo el entrenador de Boca, en un momento en que a su alrededor se debatían entre disimular lo indisimulable y “cuidar” a Miguelo.
Bien está que sus afectos, su familia, sus doctores, su club, cuiden a Russo. Pero no como a un boludo o un nene de diez años, que no es ninguna de las dos cosas. El propio DT venía delegando funciones y retrayendo su actividad en campo y durante los partidos. Descansa en sus colaboradores, los monitorea y toma decisiones. Sabrá hasta dónde llega.
Cuidémoslo como a alguien querido, pero comprendiendo que es un hombre que pelea con optimismo, dignidad y coraje por seguir de pie y trabajando, aun en las peores adversidades.
Se quedó en la Bombonera a ver los trabajos (Prensa Boca).
Miguel Angel Russo –
Russo volvió a los entrenamientos con Boca tras la internación
Video: Boca
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